Kilos de verano
«Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación» 1 Pedro 2:2
Hace un tiempo, mientras leía un artículo sobre los hábitos de los españoles en verano, me llamó la atención un dato que se mencionaba: «En verano engordamos entre 3 y 5 kilos». ¿Puedes creerlo? Yo sí. De hecho, conozco muy poca gente que tras el verano regrese con el mismo peso o menos. ¿Por qué? Es simple; nos relajamos, no realizamos el mismo ejercicio habitual, pero sobre todo… nos atiborramos a comer.
En el versículo de hoy, el apóstol Pedro estaba hablando a los lectores acerca de sus identidades como hijos de Dios, haciéndoles ver que la práctica de ciertas cosas que hacían (mentiras, hipocresía, envidia, crítica) es pecado delante de Dios y produce un estancamiento en su crecimiento. Pedro les invita a dejar esas prácticas y a buscar el alimento espiritual. Fíjate que dice: «como niños recién nacidos». Esto no quiere decir que eran personas nuevas en la fe, en absoluto. Sino que la intención del apóstol era que del mismo modo que un recién nacido está ansioso por la leche, así también nosotros deberíamos desear la leche espiritual pura.
Ahora bien ¿te imaginas que sucediese lo mismo en el ámbito espiritual? Recuerda lo que hablamos el primer día; muchos vuelven fríos (espiritualmente hablando) debido a descuidar el alimento espiritual. En este caso, algunos llegan «delgados espiritualmente». Pedro nos invita a que ansiemos el crecer espiritualmente. A veces queremos grandes cosas de Dios para nosotros, como recibir promesas y/o solamente obtener los beneficios del Reino. Sin embargo, descuidamos lo básico: el alimento espiritual. ¿Cómo podemos esperar recibir alimento sólido cuando ni siquiera nos hemos acostumbrado a la leche? Ansía la leche espiritual, primeramente, crece en lo básico, sé fiel en lo poco, y persevera en tu búsqueda de Dios. Comienza a «ganar kilos» espirituales este verano ¡busca su presencia y prepárate para un nuevo tiempo sobre tu vida!
La meta de todo creyente debe ser crecer espiritualmente para asemejarnos cada vez más a nuestro Señor Jesús. ¿Cómo conseguimos eso? Dedicándote a comer comida espiritual. Observa que Pedro dejó estas palabras como un mandato: «Deseen con ansias la leche…». No es una recomendación, ni un consejo, es una orden. Si no deseamos esto, tenemos un problema, y debemos pedirle al Espíritu Santo que ponga en nosotros ese anhelo por las cosas celestiales.
Habla con Jesús, pídele perdón por no haber deseado su alimento, toma una actitud de arrepentimiento y cambia tu conducta. Lee su Palabra y no caigas en el error de esperar a tener ganas de leer, pues así no sucederá. Conforme más te acerques a su Palabra, más interés tendrás en ella. El salmista decía: «Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley». Sal. 119:18. Nunca podrás contemplar las maravillas de su Palabra si no estás frente a ella.
Oración: Señor Jesús, quiero anhelar tu alimento para mi vida. Perdóname por no haber deseado tu palabra y haber descuidado mi relación contigo. Ayúdame a entenderla con la ayuda de tu Espíritu Santo. Amén.
Autor: Pr. Samuel Escobar